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¿Líderes o jefes?
Según el V Informe Adecco sobre absentismo, el porcentaje de absentismo laboral en España ha aumentado progresivamente durante los últimos años. Solo en 2015, este problema supuso un coste directo de casi 4.000 millones de euros a las empresas y de más de 5.000 millones a la Seguridad Social. Entre las cuatro causas más importantes del absentismo se encuentran la falta de motivación de los empleados y un tipo de gestión inadecuado. Dos factores que dependen en gran parte de los jefes. Por eso, últimamente esta figura se está cuestionando, y cada vez más empresas se esfuerzan en buscar líderes.



En momentos de crisis económica, los trabajadores rechazan más que nunca el concepto tradicional de jefe, y dirigen sus miras hacia los verdaderos líderes. Personas que sepan reconocer y gestionar las capacidades de sus empleados, que favorezcan el compromiso de estos y que les ayuden a mantener una buena autoestima. La rigidez, la falta de respeto o la comunicación a gritos son actitudes que deben ser desterradas de las relaciones entre jefes y subordinados.



 
Jefe versus líder

 

¿Pero qué diferencia a un jefe de un líder? ¿Qué debemos hacer para convertirnos en lo segundo y conseguir que nuestros empleados abracen nuestro liderazgo? Como afirma el Dr. Carlos Llano, “el líder verdadero está más preocupado por las personas que hacen las cosas que por las cosas que hacen las personas”. Pero esta es solo una de las virtudes de un buen líder. A continuación, te ofrecemos siete claves que diferencian a un verdadero líder de un jefe.



1.       Un líder asume la responsabilidad. Esta es una de las capacidades más importantes de un líder: aceptar la responsabilidad de lo que ocurra con su equipo en lugar de tirar balones fuera. Un jefe señalará enseguida al culpable (puede que incluso públicamente); un buen líder se hará responsable del problema y buscará soluciones, siempre con una consigna en mente: equivocarse es algo muy humano. Si él es capaz de cometer errores, ¿por qué juzgar a su equipo cuando también los cometan?



2.       Un líder convence Convencer es conseguir que alguien haga algo o cambie de idea o de comportamiento mediante el uso de la razón. Es decir, todo lo contrario a imponer. Por eso un líder convence, mientras que un jefe impone. El primero probará y demostrará las decisiones que haya tomado mediante razonamientos; el segundo se hará valer de su autoridad para hacer las cosas a su manera, con el lema “esto se hace así porque lo digo yo” por bandera.



 3.       Un líder piensa a largo plazo. Mientras que un jefe solamente se ocupa de recordar a sus empleados que tengan listas las tareas diarias, es decir, las que son a corto plazo, un líder se esfuerza por hacerles ver que todo ese trabajo se dirige siempre hacia un objetivo mayor. El líder se encargará de motivar a su equipo para que entiendan la importancia de sus tareas cotidianas y quizás, a veces, rutinarias, y definirá también esos objetivos a largo plazo para que recuerden que las metas pequeñas siempre son escalones con los que alcanzar una grande.



4.       Un líder no se vuelca solo en los resultados. Es obvio que la calidad de los resultados de una empresa o de un negocio es muy importante, y un jefe se volcará probablemente solo en ese aspecto del trabajo. Sin embargo, un líder invertirá esfuerzos también en el proceso que su equipo debe llevar a cabo para alcanzar los resultados deseados. Así podrá analizar los problemas que surjan y diseñar un sistema eficiente de trabajo que ayude a sus empleados a conseguir los objetivos marcados.



5.       Un líder se interesa por las personas Para muchos jefes, los empleados no son más que números de la Seguridad Social que ocupan un puesto en una empresa. Meros peones. Para un líder, su equipo está compuesto por personas, y las trata como a tales: se interesa por sus vidas privadas, se acerca a ellas con naturalidad y las respeta tal y como son, creando así un ambiente de trabajo confortable. En definitiva, un buen líder jamás cosificará a sus subordinados.



 6.       Un líder busca el bien común. Un jefe busca el reconocimiento propio, colgarse medallas por los éxitos de su equipo. Sin embargo, un líder siempre respetará el esfuerzo de su gente y buscará el bien común, el reconocimiento de todo el grupo; celebrará siempre el éxito de los empleados como si fuera el suyo propio y no le acomplejará dejar constancia pública de las capacidades o habilidades que algunos de sus empleados desarrollen mejor que él.



 7.       Un líder enseña. Un líder nunca se guarda sus conocimientos para sí mismo, sino que lo comparte con todo su equipo. Un jefe preferirá mantener el poder que le confiere saber cómo se hacen ciertas cosas, antes que transmitir esos procedimientos al resto de empleados (preocupado probablemente por si alguno de ellos pudiera convertirse en una amenaza para su estatus). El líder, por otro lado, consigue captar el interés de sus subordinados mediante el aprendizaje –en muchos casos, mutuo- y logra aumentar su confianza hacia su gestión.
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