Esta es una rama de la profesión pericial que requiere conocimientos navales y formación especializada por la tecnicidad de los informes. Estos dos profesionales defienden la total independencia de su profesión y comentan las fluctuaciones del mercado en un sector que está repuntando en los últimos meses.
Javier Jiménez,
Perito director de OTP , Murcia Fernando Sáiz,
Marino y perito en el gabinete pericial Virtus, Madrid
Recreo: en el mar o en el pantano
Javier Jiménez comenzó su carrera en 1981 trabajando como perito para una sociedad y, tras sus contactos y relaciones con diversos clientes, en 1983 creo la compañía OTP en Murcia. “Empezamos siendo dos y a fecha de hoy el equipo lo componemos 18 personas entre técnicos y personas de administración. Tenemos distintos departamentos, uno de ellos de transportes, donde se encuadra la figura del comisario de averías y perito de embarcaciones, un departamento de diversos donde se hacen las peritaciones de incendios, robo y daños con agua, un departamento de accidentes de tráfico y otro de valoración de daños en automóviles. Evidentemente al ser esta una zona litoral, tenemos una incidencia importante en el peritaje de embarcaciones, abarcando la comunidad valenciana, toda la zona de Murcia e incluso algunos puntos de Andalucía (Marbella, Puerto Banús…).”Marino y licenciado en náutica y transporte marítimo en Santander, Fernando Sáiz lleva 22 años en la profesión. “Nuestra empresa es un gabinete pericial que trabaja en diversos ramos. Yo concretamente estoy en el de transportes, que incluye todo tipo de movilidad de mercancías por tierra y mar, además de las peritaciones de daños en embarcaciones de recreo de las cuales me encargo personalmente. Trabajamos con diversas compañías de seguros que nos hacen encargos periciales náuticos en toda España, que resolvemos con una red de freelancers aunque, sobre todo, nos movemos en la zona de Madrid donde, a pesar de que pueda sorprender, hay un gran número de embarcaciones que navegan en los pantanos, de Sacedón, en Entrepeñas, y en el de San Juan. Algunos barcos son realmente tan grandes y potentes que parece que estén en el mar”.
Un ramo muy técnico
La tecnicidad es una de las particularidades de este tipo de peritaje. “El cliente es muy específico y hay que ser muy profesional, tanto en el ámbito técnico como de trato con el asegurado”, destaca el perito murciano, “porque estamos hablando de máquinas de mucho valor, un barquito pequeño de los que parece que no tienen nada puede costar 40.000 euros. En cuanto a la siniestralidad, fundamentalmente suelen ser averías relacionadas con el choque con una roca o con un objeto en suspensión que afecta a la transmisión: colas, ejes y hélices”.
“Dentro de las embarcaciones de recreo hay que distinguir entre las inspecciones técnicas de buques (como las ITV de los coches), para las cuales hay empresas específicas que se dedican a ello, y las verificaciones de siniestros que es lo que hacemos nosotros”, aclara Fernando Sáiz. “Se trata de certificar los daños y definir cómo se han producido porque eso es lo que va a determinar si una póliza tiene o no cobertura. Las pólizas de embarcaciones de recreo tienen por principio unas coberturas generales que son la avería particular: colisión, incendio, hundimiento y abordaje, pero nuestra misión no es determinar si hay o no cobertura para los daños, sino identificar estos daños, ver cómo se han podido producir y la cuantificación de los mismos. Luego la compañía aseguradora, en función de la póliza que tenga, determinará si tiene o no cobertura y si le paga o no al propietario de la embarcación”.
Formación especializada
Para ambos peritos es fundamental limitar su parcela de actuación en este ramo que requiere gran especialización. “Absolutamente. En nuestra empresa los técnicos que hacen valoración de autos solo hacen eso y los que hacemos náutica, como el número de casos es menor, estamos formados en otra especialidad también. Pero es necesario que estén perfectamente delimitados los ámbitos de cada técnico según su especialidad”. Javier Jiménez considera además que “la náutica es una materia muy determinada donde se utiliza una terminología que nada tiene que ver con otros ramos, sobre la que hay que estar formado para poder peritar correctamente”.
Fernando Sáez se muestra totalmente de acuerdo. “Hoy en día la peritación está muy especializada. Hay quien se dedica a la peritación industrial, a diversos, de pymes, a grandes siniestros o a siniestros masa, como automóviles o transporte. Hay peritos de responsabilidad civil que son arquitectos o ingenieros de caminos, etc. Para las embarcaciones de recreo es preferible que tengas una titulación como ingeniero naval o como marino ya que requieren muchos conocimientos técnicos del sector”.
Relaciones con la mediación
Aunque tienen poco contacto con la mediación para los peritos es también importante que el corredor conozca bien el sector. “La mediación lógicamente tiene que especializarse un poquito, sobre todo por la complejidad de requisitos que precisan las embarcaciones y por el valor de los propios barcos. Es importante que el mediador se asesore bien por si se necesita algún aseguramiento extra por las características de cada embarcación”, opina el perito de Murcia. “En este sentido, algunos mediadores incluso nos solicitan una inspección previa para saber cómo está el mercado y el valor de la embarcación”.
Fernando Sáez, en cambio, no suele tener contacto directo con este colectivo excepto cuando se produce algún siniestro. “Cuando ocurre un incidente la aseguradora nos hace una asignación del siniestro y el mediador hay veces que contacta con nosotros para interesarse por el tema y hacer un seguimiento, pero no es que tengamos un trato directo con ellos, en general, no nos conoce. Nuestro trabajo no es determinar si una póliza cubre o no un siniestro, por lo tanto nuestro trato suele limitarse a las aseguradoras, respecto a las cuales tenemos independencia total y absoluta”.
Sector y crisis
Respecto a los efectos de la crisis en el sector los peritos discrepan en sus valoraciones. Según Javier Martínez, “en Murcia se ha notado muchísimo. Esta es una actividad de ‘lujo’, a la que ha afectado mucho el aumento del precio del combustible y, por supuesto, el coste de la embarcación. Algunas embarcaciones ni se han movido y, si no se mueven, no sufren averías y evidentemente los peritos no intervenimos. Hay un sector que no ha sufrido para nada la crisis, que son los barcos de un millón de euros, de 20-25 m de eslora. Los pequeñitos de menos de 8 m la han sufrido poco. Y en los de entre 8 y 15m es donde más se ha notado la bajada. Sin embargo en los últimos salones ya se ha visto más movimiento, el cliente solicita precios o intenta cambiar la embarcación por otra más moderna. El consumo de combustible ha empezado a subir y espero que poco a poco vaya remontando”.
“En Madrid no se ha notado especialmente”, opina Fernando Sáez. “Evidentemente, la crisis ha afectado a todos los ramos pero en las embarcaciones de recreo no hemos notado grandes fluctuaciones de trabajo. Lo que sí es cierto es que hay mucha rotación porque hay gente que compra, se cansan, las venden… pero trabajo siempre hemos tenido”.