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Ignacio Antón, actuario y responsable de Pricing en Pont Grup Correduría de Seguros

La ITV, más que un concepto erróneo

Este artículo empieza como tantos que hemos leído en los últimos 7 años, refiriéndonos a la contracción de la demanda durante la crisis económica. Cuando no hay dinero en el bolsillo del ciudadano, éste realiza una selección de productos, catalogando unos como necesarios y otros como innecesarios. El problema surge cuando valora como innecesarios productos que no deberían concebirse así: Este es el caso de la ITV.

La ITV no es plato de buen gusto para nadie. Se estima que alrededor de un 50% de las motocicletas y ciclomotores que circulan por nuestro país lo hacen con ella caducada. ¿Por qué? Realizamos una encuesta entre nuestros clientes y los motivos se concentraban en tres puntos: Falta de confianza en que el vehículo supere la inspección con éxito, el tiempo que se dedica a realizar la revisión y el coste de la misma. Si estos motivos los ponemos en contexto, tienen mucho sentido.


Aversión a la ITV 

En 2008 con el comienzo de la crisis, el mercado de moto nueva comienza un periodo turbulento. La demanda cae en picado, y como ocurre en estos casos, hay un desplazamiento hacía el mercado de vehículos usados. A partir de ese momento la elección más común radica entre quedarse con la moto que se tenía, que lógicamente sigue acumulando años, o comprar una que ya ha sido utilizada. La consecuencia de este cambio en el consumo es, como no puede ser de otra forma, un envejecimiento del parque. 

Al no haber dinero moviéndose en la economía y al no ser motos nuevas las que circulan, que además son las que más se cuidan, el mantenimiento del vehículo lo dejamos algo más de lado. Así que hay razones más que de sobra para que un gran número de motoristas tengan dudas sobre si su vehículo superará o no la ITV con éxito. 

 El tiempo que se dedica a pasar la inspección también resultó un aspecto muy criticado. Este fue un área en el que en Pont Grup creímos que podíamos hacer algo al respecto,  e incluimos una nueva garantía con la que se recoge la moto del asegurado en su domicilio, se lleva a pasar la ITV, y una vez terminada la revisión, se devuelve a su dueño. La gran aceptación que ha tenido esta garantía entre los asegurados nos ha resultado sorprendente.


Control de ITV por cámaras 

Respecto al coste, punto crítico junto con la incertidumbre de superar la revisión, no hay duda que los centros de ITV no han sabido adaptarse al nuevo escenario. Se utiliza la obligatoriedad como escudo porque todo el que pasa por allí sale con la sensación de haber pagado en exceso por el servicio que le han prestado. Aquí hay dos opciones, o bajar precio o mejorar la calidad de la prestación; pero lo que es indudable es que si no hay dinero para un buen mantenimiento voluntario del vehículo tampoco lo va a haber para usar un servicio percibido de forma tan negativa por los usuarios. 

Pues ante tanta abstención se están buscando soluciones. ¿Cuáles? La DGT ha reforzado el control apoyándose en algunas de sus cámaras de vigilancia y cinemómetros dándoles una nueva función: la de captar matriculas, cruzarlas con la base de datos de la ITV y multar a quienes no tengan en regla la inspección. ¿Buena solución? Sólo se vigilan ciertos tramos de carretera, pocos, por lo que la mayoría de los sancionados son conductores habituales de esos tramos, además de quienes son multados por error, porque el sistema de vez en cuando falla. 

Si se ha desarrollado un sistema que permite cruzar las bases de datos de la ITV con los de la DGT, de forma que se pueden concretar qué vehículos tienen pasada la ITV y cuáles no, ¿por qué no se gestiona todo esto de una manera más efectiva? ¿por qué no se moderniza la ITV? ¿por qué no la entendemos como lo que es: además de un negocio, una herramienta potente para prevenir accidentes y muertes?. Concretando, según los datos que manejamos, si las motocicletas y ciclomotores que hay circulando tuvieran sus revisiones en regla se evitarían unos 4.000 accidentes anuales y alrededor de 70 muertes. 

Una revisión periódica del vehículo disminuye drásticamente los accidentes causados por averías mecánicas y por desgaste, pero como en todos los productos si el consumidor no lo percibe así y lo que siente es algo a evitar, perdemos todos, aseguradoras, mediadores, y por supuesto, los asegurados. 

Pero el problema no es sólo de la ITV o de la DGT, también existe un problema de mentalidad. Eso sí, no consiste únicamente en concienciar, hay que ofrecer pruebas de que la inspección sirve, conseguir que el servicio prestado sea de la calidad que exige el coste del mismo y no seguir tirando continuamente de multas y obligatoriedades. 

En resumen, como pasa tantas veces, cuando una gran mayoría ve que algo no funciona correctamente, es bastante probable que así sea…




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