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Eva García. Directora de Operaciones y Calidad de DIOLA
Nuestros mayores, el gran reto

El actual marco en que se encuentra la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y de Atención a las personas en situación de Dependencia y el creciente envejecimiento de la población, plantean nuevas necesidades en el ámbito de la asistencia a las personas mayores.  El sector asegurador necesita adaptarse para dar solución a estas necesidades.

La sociedad del bienestar y el envejecimiento creciente de la población, teniendo en cuenta que las previsiones de la ONU afirman que España será el tercer país más viejo del mundo en 2050, generan cada vez más demanda de soluciones a la dependencia. Por otro lado, el cambio de patrón en la unidad familiar está cambiando la tendencia en nuestro país de una atención familiar a las personas dependientes la demanda de ayuda fuera del núcleo familiar.  

Tanto usuarios como familiares plantean más necesidades, desde el soporte a la familia en su papel de cuidador, la teleasistencia, la prestación de soporte en el domicilio y la asistencia en centros residenciales. En las mejores condiciones, con alta calidad de servicio y al menor coste.

La continua caída de las prestaciones y los importantes retrasos en la valoración y concesión de las mismas demuestra que la respuesta actual de la Administración no está satisfaciendo a una importante parte de la demanda y sólo el sector privado puede dar una respuesta.

Esta demanda ha generado multitud de nuevas propuestas en el mercado, las cuales disponen de una oferta parcial y ofrecen una información muy dispersa, y no siempre ofrece garantías. Es especialmente importante que esta necesidad se cubra de forma integral, facilitando la decisión a las personas, de la forma más acorde a sus necesidades. Y en este papel, la atención personalizada es clave.

Además en numerosos casos se requiere una solución rápida, como es el caso de las convalecencias y en todos ellos representa una cuestión clave en la vida de las personas. Sin duda una gran responsabilidad, que reporta un valor inmediato a las familias.

Pero el reto no acaba aquí, la sociedad del bienestar demanda un abanico de servicios que amplíe la atención a las personas mayores, también cuando no exista dependencia, promoviendo un envejecimiento activo en las mejores condiciones. En Diola ya estamos trabajando en ello.


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