Opinión

Opinión|
Dr. Manuel Cid, presidente en funciones de la Asociación Española de Medicina del Seguro (AMES)
Desafíos en la medicina de los seguros



La medicina de los seguros se ha complicado de forma exponencial en los últimos pocos lustros y la labor de adaptación, y en muchas ocasiones la capacidad de estar al día, nos sobrepasa. Pero no debemos tirar la toalla en el sentido de volvernos escépticos y adoptar una postura de resignación ante una tarea que en efecto nos supera en muchas ocasiones. 


Si ponemos interés no solo científico sino también en la vertiente humanística de cada caso que se nos presenta, y además dedicamos un tiempo a la lectura, y si, por último, atendemos a un congreso o reunión científica de forma periódica, podremos abarcar con eficacia y resolver de forma adecuada la gran mayoría de los casos que a diario se nos presentan. 


En las clases que hemos dado en la Universidad Complutense, a menudo hemos comentado sobre los beneficios que ha reportado la medicina de los seguros a la medicina en general y también como el ejercer la medicina de los seguros complementa al médico práctico por un lado y también como el médico práctico se puede convertir en una pieza clave en las compañías de seguros. 


Con respecto a lo que ha aportado la medicina de los seguros a la medicina general, solo unas muestras de aportaciones de importancia. Debemos recordar en primer lugar como en un principio, a finales del siglo XIX, los aseguradores se dieron cuenta de la importancia pronostica de detectar albúmina en la orina de los candidatos. Bastaba con calentar una muestra de orina y ver si se producía una floculación de una especie de clara de huevo. En quienes se producía ese fenómeno (hoy día sabemos que por nefropatía hipertensiva o diabética o por glomerulonefritis – nefrosis), el pronóstico era malo y, por tanto, se denegaba el seguro. En torno a la primera guerra mundial se empieza en las compañías, en Alemania, a medir la tensión arterial, gracias al descubrimiento del manguito. Y son las compañías las que detectan la importancia pronóstica de una tensión arterial elevada. Hoy sabemos la gran importancia de medir y controlar la tensión pero fueron las compañías de seguros las que primero detectaron la importancia de la hipertensión. Por último, la valoración estadística de los casos de sobrepeso desde las primeras edades de la vida hicieron que muy lejos de considerar al niño con sobrepeso u obesidad como un niño ‘hermoso’ se pasara a considerar como un niño enfermo o predispuesto a múltiples patologías. 


Es verdad que las compañías no hicieron estos hallazgos y otros muchos de forma puramente médica en un sentido altruista. Debemos reconocer que el motor que estimula a las compañías a valorar los riesgos tiene un fondo principal de tipo comercial o de ganancia monetaria pero, por las razones que fueran, debemos tener en cuenta que la medicina de los seguros ha sido una rama de la medicina a menudo olvidada o desconocida pero que, cuando se estudia con interés, resulta verdaderamente apasionante. 


El medico que estudia las estadísticas que se van produciendo con respecto a riesgos tiene una base académica muy superior a la del médico general. Y es que todos sabemos hoy, por ejemplo, que un diabético, especialmente si no se cuida, tiene una esperanza de vida disminuida con respecto a la población general. Pero el médico que atiende a una compañía de seguros tiene una percepción mucho más profunda y detallada sobre el pronóstico de un paciente, en la consulta privada o pública, en el consultorio o el hospital, del riesgo verdadero de ese paciente con diabetes. Y, además, el médico con experiencia en la medicina de los seguros sistematizará mejor todos los elementos que agraven o mejoren la condición de ese mismo enfermo con diabetes. 


Por último, en la compañía, el médico se convierte a lo largo del tiempo en una especie de figura clave y diríamos adaptable al multiuso. Es cierto que nadie tiene las claves en el ámbito unipersonal del pronostico pero cuando se estudian colectivos con un número apreciable de casos la valoración de riesgos y, por tanto, a la larga, de ganancias o pérdidas, es muy relevante. Y aunque los médicos sepamos muy poco en relación con el universo de la medicina, somos los que estamos mejor preparados para asesorar sobre requisitos a solicitar para la elaboración de un nuevo producto, para redactar nuevos cuestionarios, para asesorar sobre riesgos de pruebas. . . . 


En suma, la medicina de los seguros tiene una gran importancia y dependiendo del interés con que nos apliquemos, dependerá mucho la marcha del ramo del seguro de Vida y de Enfermedad, ramos muy apreciados y siempre en alza por parte de las compañías de seguros. Y es que en general con la salud, la vida o la muerte, no hay tanta tendencia para la manipulación o el fraude como si existe en otros campos del seguro. 


¿COMO MEJORAR LA MEDICINA DE LOS SEGUROS, HOY, EN ESPAÑA? 

Creo que muy sencillamente, tomándonosla en serio. Es necesario promocionar las publicaciones con artículos que detallen y compartan experiencias personales, estudios locales que aporten información de la evolución de diferentes entidades nosológicas. . . . Además debemos pedir a la Administración que apoye la formación de cursos de postgrado, másteres con expedición de títulos. . . . Hay mucho campo y tarea por hacer, pero corresponde a las nuevas hornadas de médicos con interés en la medicina de los seguros. Los que ya hemos trabajado durante muchos años en esta rama de la medicina (y somos pocos) estamos, mientras podamos, a disposición de lo que se nos solicite pero el motor y el empuje principal debe provenir de las nuevas generaciones de médicos, que deben tomar conciencia de que su labor es de importancia capital. Y es que, tras el sector bancario, el de seguros es la segunda palanca que mueve un país. 


LOS RETOS FUTUROS

Cualquier profesional médico que haya ejercido en los últimos 30-40 años sabe y reconoce que la medicina asistencial ha avanzado de forma prodigiosa. Un profesional que ejerciese hasta los años 50-60 del siglo XX, o sea del siglo pasado, y que ahora volviese a contemplar los avances de la medicina, los trasplantes que se hacen ya de forma rutinaria, la tecnología de la imagen, las operaciones por vía laparoscópica. . . . no podría creérselo, aunque lo estuviera viendo. Todos estos avances son muy positivos, pero suponen para el especialista en la medicina de los seguros un nuevo esfuerzo de estudio, porque cada procedimiento acarrea riesgos que requieren una valoración estadística y, además, unos costes que a menudo son muy importantes. Y ese factor coste, tanto los médicos que trabajan para las compañías como las propias compañías, tienen muy a menudo que tenerlo en cuenta. 


Además, los seguros evolucionan en sus diferentes modalidades según las necesidades de la sociedad. Hasta que no se les ocurrió, por ejemplo, a los Sudafricanos poner en marcha el seguro de RIESGOS CATASTROFICOS (DREAD DISEASE), no se propagó un tipo de cobertura que ahora es muy común. Con toda seguridad en los tiempos que corren se requerirá adaptarse a nuevos tipos de seguro.


Las compañías deben además trabajar para poder tener acceso a los datos de las compañías privadas y de la seguridad social para evitar los fraudes que a menudo observamos. Es algo difícil y con las ‘espinas legales’ que todos conocemos, pero al final confío en que la honestidad en la aportación de información médica sea mas importante que los impedimentos que ahora tenemos que observar. 


La Genética es un campo que nos traerá dolores de cabeza, sin lugar a dudas, y se tendrá que determinar el grado de responsabilidad de la persona frente al hecho de tener una genética que predisponga o determine problemas médicos o acortamiento de la curva vital. Es otro campo verdaderamente apasionante y que ya nos está llegando. 


POR ÚLTIMO, UNA PALABRA CON RESPECTO 
A LA COLABORACIÓN PUBLICA/PRIVADA 

Creo que esta polémica ya está superada y que en el mundo desarrollado la asistencia médica pública y privada deben coexistir. La confianza que un enfermo pueda tener en una institución o persona debe respetarse, y si el enfermo quiere y puede pagárselo con sus ahorros por qué se le han de poner trabas. De hecho, vivimos en un mundo de competencia, y como mejor funciona un hospital es cuando hay libertad de contratación o, en su caso, de despido y cambio de los diferentes servicios de acuerdo con la prestación que se proporcione. 


Es un tema complejo y a tomárselo en serio y sin demagogia, porque el gasto médico en cualquier nación es enorme y todo lo que ayude a soportar gastos se debe tener en cuenta, y la medicina privada con un buen control y regulación, es una pieza fundamental en cualquier sistema avanzado de salud.
Artículos relacionados
Opinión|
Cojebro, 25 años de una organización con las puertas abiertas de par en par
Como muchos ya saben, a estas alturas, Cojebro surgió en el año 1993 en un viaje a Australia, organizado por […]
Opinión|
Christophe Cotille, director general de GDC Patrimonio
La profesionalización del asesoramiento financiero Desde su creación en mayo de 2016, GDC Patrimonio está creciendo exponencialmente con ventajas competitivas […]
Opinión|
Miguel Ángel López Trujillo y Konstantin Rabin, Kontomatik
Seguros frente a insurtech Miguel Ángel Trujillo es country manager Iberia de Kontomatik Konstatin Rabin es director de Marketing de […]