Seriedad, rigor, datos verificables, concreción en las fuentes… estos dos profesionales de la investigación coinciden en reivindicar la solvencia de las pruebas aportadas y la legalidad de los métodos empleados como puntales básicos del código deontológico de una profesión revalorizada por las aseguradoras en los últimos años, debido al aumento de los intentos de fraude provocados por la situación de crisis económica.
Juan Carlos Arias,
propietario de ADAS detectives, Sevilla
Luís García Díez,
director de Bureau de Investigación Criminológica, Bilbao
Mercado seguro para el detective
Tras superar la oposición que lo acreditaba como investigador en 1982, Juan Carlos Arias montó su propia agencia de detectives en Sevilla con una clara vocación de trabajar para el mundo de la empresa y la abogacía. “Por aquel entonces todos los detectives -por lo menos en el Sur de España- estaban dedicados a temas de infidelidades, búsqueda de niños perdidos y este tipo de asuntos. A los 3 o 4 años de abrir la agencia empecé a trabajar para aseguradoras. En aquella época, muchas compañías llegaron incluso a quebrar como consecuencia de las indemnizaciones millonarias que les ponían por lesiones o fallecimientos. Creo que esa fue la época dorada de los detectives con respecto a las compañías de seguros, hasta el año 1992 en que se produjo una regulación en el sector que determinó unos baremos para las indemnizaciones que hicieron disminuir los fraudes y, en consecuencia, nuestro trabajo también”.
Luis García comenzó unos años más tarde. Desde 1998 su agencia Bureau de Investigación Criminológica se dedica a resolver problemas para compañías de seguros trabajando para las principales aseguradoras del país. “Tras obtener la titulación como detective y criminólogo en el Instituto de Criminología decidí apostar por la especialidad del seguro ya que es un campo muy abierto y son muchas compañías afectadas por los fraudes y reclamaciones de clientes que alegan un siniestro falso para cobrar la indemnización de las pólizas. La compañía se tiene que asegurar de que lo que le están contando es cierto y de ahí que, desde hace ya muchos años, las aseguradoras contraten nuestros servicios”.
Fraude y crisis económica
Para ambos detectives desde que empezó la crisis, los casos de fraude se han multiplicado y, en los últimos años, han surgido todo tipo de triquiñuelas para cobrar una indemnización. Según Juan Carlos Arias, “a veces exageran daños corporales o materiales o se fantasean hechos concretos o se da una concurrencia de testigos que son familiares o que se conocen entre ellos o, simplemente y en un mínimo porcentaje, hay gente que profesionalmente se dedica a engañar a los seguros. De ahí no se puede concluir que haya un fraude sistemático pero lo que ocurre es que la necesidad que está creando la crisis está llevando a muchas personas a obtener dinero por la vía rápida. Sobre todo en lo relacionado con los incendios, con intereses para que desaparezca una determinada empresa, accidentes, etc.”
“Van a la par. Desde reclamaciones por lesiones, incapacidad médica o control de secuelas, hasta peticiones de indemnización por robo, pérdida, daños e incendio. Actualmente nos encontramos en unos momentos en que hay personas que están pasado una situación económica difícil o complicada y una indemnización por parte de una aseguradora viene fenomenal”, corrobora el detective vasco.
Pruebas contundentes
Señala Juan Carlos Arias que durante el proceso de la investigación, “como el detective en España no tiene ningún apoyo oficial ni privado, tienes que buscarte un poco la vida: hablar con testigos, con proveedores de la persona investigada, ambulancias, grúas, clientes, vecinos. Después, tienes que armarte de una serie de argumentos y de pruebas para sostener una tesis sobre la que puedas conducir tu informe. No puedes presentar un informe que no tenga una solidez probatoria y la tienes que argumentar de una manera contundente, con datos de todo tipo. No vale hablar de comentarios, de referencias fidedignas, de fuentes solventes sino que hay que dar nombres e información muy concreta”.
Los datos se obtienen a partir de fuentes públicas: jefatura de tráfico, registro de la propiedad, registro mercantil, registro civil y de declaraciones juradas y voluntarias de algunos testigos. Además, es fundamental que no se produzca un coerción que podría invalidar toda la investigación. Luis Garcia considera que “cada uno debe tener su propia metodología y que cada asunto requiere su tratamiento específico. Evidentemente hay que obtener los datos desde bases de datos públicas y hay que ir cotejando los documentos que se entregan. Además es importante buscar si se han producido reincidencias y situaciones similares con otras aseguradoras ya que a veces se intenta denunciar el mismo robo, la misma incapacidad, e incluso se presentan las mismas facturas”.
Resultados ¿rápidos?
En cuanto a la duración de las investigaciones ambos detectives discrepan en sus respuestas. “Normalmente las compañías de seguros suelen tener mucha prisa en resolver los siniestros”, asegura el detective andaluz. “Creo que además tienen dos meses para contestar y en ese tiempo o menos incluso hay que dar un preinforme para que la aseguradora decida cómo hay que actuar en ese asunto. En algunos casos estamos hablando de decisiones que entrañan un desembolso económico importante y la compañía en su legítimo empeño necesita saber a qué atenerse”.
Por otro lado, Luís Garcia señala que “desde que se abre el asunto hasta que se cierra puede pasar bastante tiempo. Hay que tomar muchas decisiones, valorar muchos aspectos, preparar un informe, recopilar datos y compararlos... luego hay que tratar con quien está llevando el caso y esperar la decisión de la dirección porque en la cuestión de la indemnización hay cosas que se pueden valorar y otras en las que no se entra ni tan siquiera a mirar y luego está la benevolencia que tenga la aseguradora con el que reclama. A veces consideran indemnizarle simplemente por cerrar ya el asunto y porque no se puede avanzar más en la investigación”.
Independencia
Ambos detectives reivindican por encima de todo la independencia profesional en su relación con las compañías. “En ADAS somos freelance, no tenemos convenio con ninguna compañía, no trabajamos ni a porcentaje ni a resultados, ni tampoco tenemos ningún interés en que se resuelvan los expedientes de una determinada manera sino que tratamos de descubrir la verdad por sí misma de forma espontánea, la verdad teledirigida o el informe parcial a lo mejor pueden dar dinero pero a nivel de dignidad profesional crean dudas”, afirma Juan Carlos Arias.
Por su parte, Luis García confirma que “las compañías no nos apremian porque de lo que se trata es de avanzar en el asunto. No nos sentimos presionados porque al fin y al cabo lo que le estamos entregando a la compañía es una prueba que es fundamental en un procedimiento o simplemente le informamos de que no son necesarias más actuaciones para que no incurra en más gastos porque no se va a conseguir absolutamente nada”.
Intuición y conocimiento multidisciplinar
En cuanto a la formación necesaria para ejercer con éxito la profesión, el detective andaluz confía sobre todo en la práctica. “Poco a poco vas aprendiendo que la declaración de una determinada parte no hay que tomársela siempre como una verdad absoluta. El detective tiene que buscar esa verdad muchas veces entre líneas y tiene que tener un sexto sentido, una intuición, una astucia importante para llegar al fondo del asunto y a la verdad”.
Además, para Luís García “un detective privado debe tener conocimientos multidisciplinares, de todas las materias: económicos, jurídicos, de psicología… Y también es importante avanzar con los tiempos. Ya hace años que se están llevando a cabo estudios y perfiles psicológicos, sobre el comportamiento verbal y no verbal. Hay que tener un cierto bagaje en ese aspecto porque cuando tratamos con una persona no es un delincuente, es un cliente de la aseguradora, y no tenemos capacidad jurídica para ponernos en el mismo papel que un policía. Un detective debe tener el máximo tacto, consideración y respeto al asegurado, independientemente de que tengamos la sensación de que se nos está mintiendo”.