Creer firmemente en cada proyecto social que apoya y un alto compromiso son puntales de la Asociación de Voluntarios de Marsh (AVM), creada por la propia iniciativa de los empleados de la compañía. Su portavoz, Adela Villegas, transmite en esta entrevista la esencia y los valores de una entidad única en la compañía y un ejemplo para otras organizaciones porque “la RSC no es cuestión de presupuesto, es cuestión de voluntad”.
¿Cómo surge la idea del voluntariado a través de la Asociación?
De escuchar a nuestros propios empleados. Marsh España siempre se ha distinguido en este terreno por su proactividad. Teníamos una base increíble: los valores y políticas de una multinacional que ya había recorrido siglo y medio por el camino de la Responsabilidad. Por eso, cuando hace cinco años lanzamos un concurso de ideas abierto a todos los empleados de España y nos propusieron no ya un proyecto concreto, sino una plataforma desde la que coordinar toda la acción social de Marsh España, no dudamos en apoyar la constitución de la Asociación de Voluntarios de Marsh (AVM).
Hoy, la AVM es una Entidad Sin ánimo de lucro destinada a canalizar las iniciativas de voluntariado, solidaridad y Responsabilidad Social Corporativa de todos los que formamos Marsh España. Se trata de una entidad única en nuestra firma, y durante estos cinco años, no ha parado de crecer. Nos sentimos muy orgullosos.
¿Qué beneficios implica gestionar el voluntariado a través de una entidad sin ánimo de lucro?
Al ser una entidad creada por y para los empleados, la AVM tiene en la escucha activa su motor de actuación. Tiene un organigrama horizontal. Cualquier miembro de la plantilla que lo desee puede ser socio y cualquier socio puede proponer a la Junta acciones u ONGs con las que le gustaría colaborar. La Junta, formada a su vez por empleados, valora los proyectos, les da forma, y de manera desinteresada pone en marcha toda la maquinaria interna necesaria para que la idea de ese empleado salga adelante. Se trata de un círculo virtuoso que favorece la implicación de la plantilla, porque son ellos mismos quienes proponen y/o ejecutan los proyectos de sus compañeros. ¿Qué ámbitos cubre y a qué colectivos beneficia especialmente?
A lo largo de estos años hemos recibido propuestas de todo tipo, desde el apoyo a la investigación de enfermedades raras a proyectos de apoyo a la 3ª Edad o al Medio Ambiente, aunque la mayoría de proyectos se han centrado en el apoyo a la Infancia, la Educación, la Discapacidad y el desarrollo social de colectivos desfavorecidos o en riesgo de exclusión. Nos gusta pensar que quizás no podemos solucionar el mundo, pero sí cambiar la realidad de un barrio concreto o de un grupo de personas. En 2013 nuestra ayuda llegó a más de 500 personas, es una sensación maravillosa.
¿Qué valores pretende subrayar Marsh?
En Marsh creemos que nuestra empresa no sólo debe estar comprometida con sus clientes y empleados, sino con la sociedad en la que habita. La nuestra es una vocación de servicio, integridad y excelencia, y creemos los proyectos sociales que apoyamos son un signo de ese compromiso, así que además de respaldar las acciones de la AVM, Marsh colabora con distintas organizaciones sociales como (Asociación Española de Esclerosis Lateral Amiotrófica), Prodis, Fundación Aladina o la Fundación SERES de la que es miembro.
¿Por qué han decidido abrir este año por primera vez a todo el sector su Torneo Benéfico de Pádel?
Existe una larga tradición de pádel en nuestra firma, así que cuando constituimos la Asociación, decidimos utilizarla a favor de causas benéficas. Al principio eran torneos internos en los que podían participar empleados de todas las oficinas; pero nos preguntamos: “¿podemos redoblar el impacto?” Y el sector respondió de forma abrumadora ayudándonos a maximizar la ayuda. Hasta siete compañías, incluyendo nuestra casa, quisieron arropar el objetivo de esta cuarta edición: recaudar fondos para la Carmen Pardo – Valcarce, que impulsa proyectos de inserción laboral y social de personas con discapacidad intelectual y para la Fundación Theodora, entidad dedicada a llevar sonrisas a cientos de niños hospitalizados en toda España con la ayuda de magos, cuentacuentos, músicos… La experiencia ha sido tan positiva que no será la primera iniciativa que abramos al sector, ya que son varias las compañías que nos han pedido repetir en 2015.
En 2013 desarrollaron un cambio de estrategia, ¿en qué consiste exactamente?
Escuchar a nuestros empleados, apostar por las causas que nos proponían y organizarnos para financiarlas fue el primer paso que dio la Asociación de Voluntarios de Marsh como entidad sin ánimo de lucro. Sin embargo, al cumplir nuestro quinto año de vida nos preguntamos cómo aportar más a la sociedad y la respuesta era clara: metiendo aún más las “manos en el barro”. Por ello hemos dado una vuelta de tuerca a nuestra estrategia y hemos comenzado a enfocar nuestros esfuerzos hacia un voluntariado más activo, dirigido a la participación directa de los empleados en causas más cercanas y locales. Así, hemos logrado que el 75% de las acciones realizadas en el último año involucraran de forma directa a nuestros empleados, un resultado asombroso.
¿Qué balance realiza desde el inicio de la actividad de la Asociación?
Tremendamente positivo. En cinco años hemos conseguido que, de manera voluntaria, la participación alcance el 65% de la plantilla. Sólo en el último año hemos superado los 500 beneficiarios, logrando un incremento de socios (+10%), de aportaciones económicas (+30%) y de actividades (+7%) y multiplicando por tres las acciones de voluntariado activo llevadas a cabo. Pero como dice nuestro presidente, el mayor incremento no puede medirse, y es el de la ilusión por seguir avanzando. Éste es sólo el principio.
¿Qué consejo daría a otras personas del sector que desean iniciar acciones de voluntariado?
Evidentemente el impulso económico es importante, pero para ser una palanca para el cambio real no hace falta un presupuesto enorme. Hay multitud de pequeños gestos que pueden ayudar a cambiar la vida de otras personas. Una simple recogida de tapones de plástico puede hacer que una persona con parálisis cerebral cuente con una silla adaptada que le permita volver a salir a la calle. La RSC no es cuestión de presupuesto, es cuestión de voluntad.