Blockchain -o cadena de bloques- es uno de los términos de moda. Los últimos años han servido para experimentar y para que la tecnología se vaya consolidando, pero será en el presente ejercicio cuando experimentará un auténtico ‘boom’. La consultora IDC predice que el gasto mundial en soluciones de blockchain se duplicará en 2018, alcanzando los 2.100 millones de dólares, frente a los 945 millones destinados el año pasado. Y en el siguiente trienio se multiplicará por cuatro, llegando a los 9.200 millones en 2021.
¿En qué consiste la cadena de bloques? ¿Y por qué suscita tanto interés? El término blockchain suele citarse al hablar de criptomoneda, ya que la primera cadena de bloques que surgió fue Bitcoin, el protocolo en el que se basa el funcionamiento de la moneda homónima. “Blockchain es una gran base de datos distribuida por un gran número de nodos partícipes en la red, aportándole al sistema seguridad y la eliminación de un ente central. Es decir, es una red desintermediada. La gran diferencia entre blockchain y la mayoría de bases de datos en la nube es que no depende de un servidor central. Por lo tanto, aporta mayor seguridad, puesto que en caso de fallo de un servidor/nodo, la red no se debería ver afectada. Además, a través de la cadena de bloques podemos comprobar con certeza que se ha realizado una operación o registro y que la información es correcta e infalsificable”, desgrana Rodrigo García de la Cruz, CEO de consultora Finnovating y director del Programa Directivo de Banca Digital del IEB.
Enrique Dans, profesor de Innovación en IE Business School, indica que “la cadena de bloques es una solución elegante para crear un registro distribuido en múltiples máquinas, de manera que no se pueda alterar”.
¿Cómo funciona? “Se toma una transacción, se cifra y se crea una prueba criptográfica de esa transacción, uniéndola a la cadena de bloques. Como las pruebas criptográficas son unívocas, esa transacción no se puede modificar. Tampoco se puede usar dos veces o rechazar. Es el notario perfecto”, aclara Dans. Es decir, es como un gran libro contable conectado, en el que cada asiento se repite en todas las máquinas de la red.
Desintermediación, seguridad y eficiencia
Los expertos consideran que va a suponer una auténtica revolución. El CEO de Finnovating cree que dará pie al “internet del valor”. “Con la creación de internet éramos capaces de pasar información entre varias personas. Gracias a blockchain somos capaces de transferir valor -la propiedad de un activo tangible o intangible- de una persona a otra, sin la necesidad de disponer de un ente central –como un notario, por ejemplo- que certifique la transferencia del valor”, declara.
Pero será una ‘revolución silenciosa’. “Blockchain asegurará la integridad y trazabilidad de las transacciones que realice el usuario, pero el ciudadano no se va a enterar. El usuario no sabe qué sistemas hay detrás de sus bancos, por ejemplo”, afirma Dans. Utilizaremos blockchain sin saberlo.
García de la Cruz opina que “los beneficios de esta tecnología son enormes, como descentralización, seguridad, eficiencia y reducción de costes, entre otros”. Explica que no requiere una autoridad central que verifique las transacciones, al tratarse de una red distribuida. “Es una red P2P”, aclara. En cuanto a la seguridad, remarca que “las operaciones registradas son inmutables e irreversibles”, de forma que “para poder cambiar la información sobre un dato de la blockchain habría que cambiar la información de todos los nodos de la red”.
Además, se está mejorando la agilidad, que era uno de los inconvenientes de esta tecnología. Por ejemplo, uno de los problemas del bitcoin es la velocidad de ejecución de las transacciones, ya que deben copiarse en todas las máquinas que conforman la red; o al menos en un porcentaje significativo de ellas. Sin embargo, Red Belly Blockchain asegura poder materializar más de 600.000 transacciones por segundo, diez veces más velocidad de la que consigue Visa y casi 100.000 veces más rápido que bitcoin.
Aplicaciones infinitas
La utilidad de la cadena de bloques en la empresa y en nuestro día a día es mucho mayor de lo que podemos imaginar a priori. “Sus aplicaciones en la vida cotidiana son infinitas: desde las más conocidas, como pagos o registros de la propiedad, hasta gestión de depósitos o fianzas, ejecución automática de las garantías en caso de avería, votaciones, etc.”, anota el CEO de Finnovating.
Igualmente, Dans cree que “blockchain va a ir apareciendo en todas partes”. Por ejemplo, en el mundo académico. Una universidad o escuela de negocios puede crear una cadena de bloques que asegure la autenticidad de los títulos emitidos por ella, evitando el fraude curricular. También se puede emplear blockchain en procesos electorales online, garantizando la seguridad, validez y unicidad del voto y permitiendo la trazabilidad de mismo, manteniendo el debido anonimato gracias al cifrado.
Además, la tecnología blockchain permite la creación de smart contracts, “contratos digitales escritos en código, que ejecutan de forma automática alguna acción determinada registrada en el propio contrato en caso de suceder algún evento”, anota García de la Cruz. Esto tiene aplicación directa en la póliza de seguros. “No puede haber ningún tipo de modificación posterior. También permite la comprobación de su existencia o de su condicionado de manera inmediata y fehaciente, sólo con un clic”, remarca el profesor del IE Business School.
Entre las ventajas del smart contract, el CEO de Finnovating destaca la automatización de operaciones repetitivas. “Permiten eliminar lentos y costosos intermediarios”, indica. Además, afirma que son seguros y confiables, ya que “ejecutan operaciones firmadas por ambas partes sin la necesidad de contar con un tercero, eliminando posibles disputas”.
Por ejemplo, se puede crear un smart contract que compense automáticamente a los clientes en caso de sufrir la anulación o retraso de un vuelo, gracias a la vinculación directa con bases de datos de tráfico aéreo. Se podría extender al seguro de Vida, conectando telemáticamente con registros públicos de defunciones y ejecutando automáticamente la indemnización una vez que el fallecimiento del asegurado ha sido certificado. Un contrato inteligente también podría vincularse con la Agencia Estatal de Meteorología y ejecutar automáticamente una indemnización en caso de sufrir una catástrofe natural, por ejemplo.
La cadena de bloques también puede servir para asegurar la autenticidad y propiedad de bienes de valor elevado, como joyas, diamantes u obras de arte, por ejemplo. Un registro digital de este tipo permitiría a las aseguradoras detectar posibles fraudes, además de identificar y recuperar piezas robadas.
Cadenas de bloques privadas
El mundo empresarial no quiere dejar pasar el tren, por lo que estamos viendo varias iniciativas para la creación de cadenas de bloques de carácter privado. Una de las que tiene un mayor recorrido es HyperLedger, un consorcio que aglutina a un importante número de empresas con el fin de crear ‘permissioned blockchains’, que requieren invitación y que cuentan con una autoridad central.
En la industria aseguradora contamos con B3i (The Blockchain Insurance Industry Initiative), consorcio al que ya se han sumado algunas de las entidades más importantes, con Liberty Mutual entre ellas. El sector financiero se está organizando en torno a la iniciativa R3, que agrupa a algunos de los bancos más relevantes del mundo. Y en España también disponemos de iniciativas locales, como Alastria, un consorcio multisectorial basado en la red Quorum, desarrollada por JP Morgan.